En el Ala Oeste sucedió antes

ATENCIÓN SPOILERS, SI NO HABÉIS ACABADO DE VER EL ALA OESTE (POR LO CUAL SERÉIS CASTIGADOS) O SI NO SABÉIS EL RESULTADO DE LAS ELECCIONES DE 2008.

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Mucho se ha hablado desde el inicio de esta última campaña electoral para la presidencia de los Estados Unidos, de los evidentes paralelismos entre la realidad y la ficción creada por El Ala Oeste de la Casa Blanca, obra magna de adoración perpetua en esta casa.

Haber visto esta gran serie nos ha ayudado a muchos a entender un poco más el complicado engranaje de la política americana. Pero hoy no vengo a explicaros el sistema de votos por estados, ni la importancia del discurso inaugural ni de los primeros 100 días, si no que vengo a relataros la alucinancia de la similitudes de ambas campañas. Así que, una de dos, o los guionistas de El Ala Oeste tienen un poder visionario sobrehumano, o life imitates art y los responsables de la campañas de Obama y McCain han revisionado los DVD’s de la serie hasta la saciedad.

Barack Obama, al igual que Matthew Santos, son dos jóvenes demócratas casi desconocidos en el partido, ambos pertenecientes a minorías étnicas (Obama es afro americano y Santos es latino), casados con mujeres guapas e inteligentes y con dos hijos pequeños. Siendo ambos los candidatos menos predecible para la victoria final, sus personalidades no sólo intrigan enormemente al público, si no que le ofrecen la posibilidad de un cambio. Tanto Santos como Obama fueron aconsejados de simplificar sus campañas y vender a los votantes un concepto. Obama, al igual que Santos hizo en la televisión, cautivó al publico no tanto por sus ideas políticas si no por la idea de quién es él.

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Tanto a Obama como a Santos, inexpertos en las estructuras internas del partido, les ponen como candidatos a Vice-Presidente a viejas glorias del partido demócrata, que les puedan aconsejar y conferir una imagen de seguridad. Joe Biden ha sido el elegido en el caso de Obama y el inconmensurable Leo McGarry fue el designado para ayudar a Matt Santos en su carrera hacia la presidencia.

Así como la candidatura republicana a la presidencia estaba más que decidida desde un buen principio, el partido demócrata recorrió un arduo camino para encontrar a su candidato. Obama tuvo que enfrentarse durante más de un año a la firme candidatura de Hillary Clinton, alguien sobradamente conocido y a quien la mayoría daban por vencedora. En El Ala Oeste era el Vice-Presidente Bob Russell el que tenía más que asumido que ganaría la candidatura del partido demócrata. Mientras que Russell es definido como prácticamente un ignorante demasiado seguro de si mismo, Hillary Clinton siempre fue criticada por su extrema ambición y su cinismo calculador. Por supuesto, Hillary se parece mucho más a la lista y agresiva Abbey Bartlet que al tontorrón de Russell.

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Como he dicho antes, la candidatura del bando republicano estuvo clara desde el principio, pues ambos candidatos, el ficticio Arnold Vinick y el real John McCain ganaron fácilmente sobre sus oponentes republicanos. Tanto Vinick como McCain son hombres que están ya en sus 70, bastante liberales respecto a las ideas más conservadoras del partido republicano y muy populares entre los votantes gracias a sus discursos directos y beligerantes. Eso sí, Vinick es un tipo bien visto por todo el mundo, hasta el punto de considerar una victoria en los 50 estados, y dudo que John McCain gozase en ningún momento de la misma popularidad (aunque fuese preso de guerra en Vietnam durante 6 años).

Tanto Vinick como McCain no representaban a la rama dura del partido republicano, y es por ello que el partido les buscó unos Vice-Presidentes más comprometidos con las visiones más reaccionarias de los republicanos hasta puntos alarmantemente radicales. Tanto Sarah Palin (para McCain) como Ray Sullivan (para Vinick), eran de pequeños estados típicamente republicanos, ultra-conservadores, católicos y fieles a la causa del partido. La diferencia pricipal, es que Sullivan nunca le hizo sombra al gran hombre que era Arni Vinick, mientras que la controvertida personalidad de Sarah Palin ha tenido mucha más repercusión en los medios que John McCain, quien hasta su mujer ha superado en comentarios (aunque estos fuesen despectivos).

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Otra coincidencia curiosa fue que, en El Ala Oeste se dio el hecho inaudito que el Presidente Bartlet llamase a los candidatos de ambos partidos al despacho oval para informarles de la implicación de los Estados Unidos en el enfrentamiento bélico que estaba a punto de empezar entre China y Rusia y que podría desembocar en la Tercera Guerra Mundial. Hecho que uno de ellos heredaría. El mismo caso se ha dado en la realidad, cuando George Bush llamó a Obama y a McCain para informarles de las medidas que se estaban tomando para afrontar la grave crisis económica que está viviendo el país y que uno de ellos iba a tener que solucionar.

Ahora ya sabemos que las elecciones de el Super Martes las ganó Barack Obama, por una diferencia superior con la que Santos ganó a Vinick. Porque, no olvidemos que hasta que no ocurrió el desastre nuclear de San Andreo, Vinick iba a arrasar. Hay teorías que dicen que los guionistas de El Ala Oeste pretendían que el vencedor de las elecciones fuese Arni Vinick, pero que cuando lamentablemente murió John Spencer, decidieron que Matt Santos no podía perder a su compañero de campaña y las elecciones la misma noche. Curiosamente también se dice que los creadores de la serie se inspiraron en Barack Obama para crear el personaje de Matt Santos y que hasta el gabinete de Obama les ilustró sobre los entresijos de una campaña presidencial.

John Spencer, quien interpretaba al gran Leo McGarry murió de un repentino ataque al corazón a mitad de temporada, pero los guionistas decidieron que el personaje no muriese hasta la noche de las elecciones. Casualmente, Obama tambiñen sufrió una grave pérdida cuando el día anterior a las elecciones murió su abuela y tuvo que suspender la campaña para asistir a su funeral.

Ahora que Obama ya es Presidente de los Estados Unidos, quizá la realidad se pueda inspirar en otra serie de gran éxito que ya cuenta con un Presidente negro. Aunque en 24, David Palmer tiene problemas más grandes de los que jamás tendrá Barack Obama. Y encima no tiene a Jack Bauer.