The Black Donnellys

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Gracias a la compra masiva de series americanas de la teles españolas, me he decidido a ver “The Black Donnellys” y, desde que empecé que tengo la mosca detrás de la oreja. Aún estoy por decidir qué me parece la serie y su posterior cancelación.

De entrada, la compra de esta serie por parte de la NBC es totalmente incomprensible, a la par que incorrecta. La temática, el tratamiento, la imagen, el guión y todo lo que se os ocurra, es difícil de creer que lo emita una cadena como la NBC. Así que la cancelación era más que previsible. No es de extrañar que, una vez cancelada, las hordas de fans clamasen al cielo por que la HBO se hiciese cargo de los huérfanos Donnelly, pues la HBO es donde deberían haber estado desde un buen principio.

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Puedo imaginarme a los directivos de la NBC recibiendo el proyecto de Paul Haggis, después de ganar un Oscar, con los brazos abiertos:

NBC– Hola Paul, ¿qué vienes a presentarnos?
PH– Pues nada, un proyectillo sobre unos hermanos irlandeses.
NBC– Ay, qué bonito. ¿Y será como “Crash” o como “Walker Texas Ranger”?
PH– Bueno, un poco de todo. Hay peleas…
NBC– Pero será todo muy poético ¿no?
PH– Hombre, cuando hay sangre hago uso del claroscuro…
NBC– Tú tienes dos Oscar, ¿no? Pues tira p’alante Manolete, que nos forramos.

Desde que emitieron el piloto, ya vieron que algo no iba bien. Que allí moría hasta el apuntador y, de paso, le veíamos el hígado, el bazo y el intestino delgado. Porque, una serie de la que no te atreves a emitir el tercer episodio porque la violencia es demasiado explícita, (y lo emites por Internet) es el acabose. Yo sigo pensando que no es por la violencia si no porque el capítulo se llamaba “Dios es un cómico” y desde que vimos “Studio 60”, ya sabemos que a los anunciantes de la América interior no les gusta que se bromee con Dios.

TBD2

Jimmy, Tommy, Kevin y Sean Donelly son la versión joven y callejera de Los Soprano, intentando sobrevivir en Hell’s Kitchen. Sin darse cuenta se van metiendo en follones cada vez más grandes y, no nos vamos a engañar, sus vidas son una mierda como una catedral pero es que ellos son más tontos que pichote. La historia está narrada por Joey “Ice Cream”, un unrealiable narrator al estilo Henry James, que aún le da más empaque gafapástico a la obra de Haggis. Guiones elaborados, interpretaciones outsiders e iluminación artística, hacen de esta serie, un producto imposible de programar para el gran consumo.

Yo la voy viendo poco a poco porque, a pesar de que me ponen todos exageradamente nerviosa, le he cogido un cariño especial a Tommy (Jonathan Tucker) y a Kevin (Billy Lush). De todos modos, no os recomiendo ver la serie si no sois o teligiosos ortodoxos aviesos de engullirlo todo o gafapastas irredentos con ganas de fardar más que nadie. De lo contrario, corréis el riesgo de sentir que estáis perdiendo un poco el tiempo.

Por cierto, he sido incapaz de encontrar un video con la breve carátula de la serie que me parece de lo mejor que he visto en mucho tiempo. Con sangre y tiros incluídos. Y con el último tiro, fundido a negro. Arte y ensayo puro. Paul, eres un incomprendido.