Pues a mí me gustaba La chica de ayer, ¿qué pasa?

La chica de ayer

Y me entero -tarde y mal, que la semana ha sido muy turbia- de que me la cancelan. Carajo. Así, Antena 3 acaba de emitir el último capítulo de la serie que empezó bastante bien pero que no continuó por el buen camino de las audiencias altas, y es que competir con Aída es mal, aunque también entres de refilón en ese subgénero tan spanish (y divertido, para qué engañarnos) de las cafradas callejeras que en su momento Los hombres de Paco explotó tan requetebién y que hace tiempo que perdió. Aída continúa ahí ahí, con Mauricio Colmenero siendo irreverente e incorrecto por naturaleza, en una versión extrema de el frutero de Siete Vidas. Y yo ya me he dispersado.

Competir con Callejeros Viajeros y con Perdidos en la Tribu también ha resultado muy mal. Yo lo siento, una semana hace tiempo me pillé un cabreo monumental con una rubia que se puso como una energúmena porque su tribu anfitriona había matado un cochinillo para que los occidentales inútiles comieran carne. Y tanto me cabreé que ahí fue donde me pasé a La chica de ayer.

Que por cierto, ¿qué nos pasa que cada vez que tenemos que remontarnos al pasado nos da por recordar La chica de ayer (la canción, digo)? Corregidme si me equivoco, que la musiquilla de Los 80, que Telecinco también se apresuró a cancelar hace años, era una versión cutre de la susodicha canción, ¿no?

La chica de ayer

En fin, no tiene caso comparar La chica de ayer con sus mellizas americana e inglesa, básicamente porque, para mí, su mayor virtud y defecto radica(ba) en su españolidad pasadobletera. Virtud, colocarla cronológicamente en una época en la que todo estaba cambiando y abrir la puerta a esas nostalgi-cafradas varias que nos gustan tanto, a pesar de haber cerrado tan mal algunas cicatrices. Defecto, que comenzando a las 10 de la noche acabe casi a las 12. Bueno, y algún defecto tendrá más ya que con el primero tendríamos que decir algo así como que “mal de muchos, consuelo de tontos”.

Yo personalmente me lo pasaba teta con las tramillas policíacas aderezadas con cosas como pensar que la capa de ozono es la capa del señor ozono o hacer que Biel Duran recite el Corazón Partío sin pestañear haciendo pasar los versos como suyos. Biel Duran ya tenía todo mi cariño desde los tiempos en que solo tenia pelo en la cabeza y cubría la cuota infantil en Nissaga de Poder. Antonio Garrido se lo ha ganado a golpe de patilla.

En fin, a mí me gustaba La chica de ayer.