Señoras que se largan de la ciudad

Lo cierto es que para disfrutar mínimamente Hart of Dixie necesité olvidar el piloto y el continuo de despropósitos que hacen que Zoe Hart acabe en Bluebell, Alabama, siendo la chica una newyorker súper pro. No es que en los capítulos siguientes no haya despropósitos, pero sí es verdad que son menos ofensivos, y es mejor verlos sin plantearse lo tremendamente amorfo que es el “viaje” de Zoe de New York a Alabama.

Lo mejor de Zoe (Rachel Bilson) es que es muy mona. Lo peor es que forma parte de ese grupo de new yorkers insoportables que se creen lo más únicamente por vivir en la gran manzana. Y sí, ese grupo está encabezado por Carrie Bradshaw, a la que, siendo sinceros, quise muchas veces hacer daño con sus manolos. Vale, Zoe me cae mejor, y además la pobre ya tiene bastante con lo que tiene, que lidiar con una tía rubia, que se llama Lemon y que tiene un pedazo de wardrobe malfunction que la convierte en la barbie “brisa amarilla del sur” ya tiene lo suyo.

By the way, también es rubia esa alabamina o alabamense mucho más soportable que protagoniza Sweet Home Alabama, donde Reese Witherspoon va de new yorker siendo sureña y rubia, y Josh Lucas va por ahí haciendo cristalitos retorcidos. Es una gran pinícula, no lo dudéis.

Tessa Altman (Suburgatory) también es una new yorker encantada de serlo. Por suerte para ella, su padre se la ha llevado a los suburbs antes de que los aires del East River la conviertan en un tópico andante. Tessa también tiene que lidiar con rubias, por cierto, pero las de Chatswin son mucho más divertidas que las de Bluebell, por suerte para ella (otra vez). Y es que Tessa no lo sabe, pero es terriblemente afortunada de haber podido huir de esa fábrica de perras descarriadas e infelices que es New York, personas que solamente se curan si pasan una temporada en algún pueblo perdido y pintoresco, o si no mirad a Jen (Dawson’s Creek), que se había criado en la city e iba camino de acabar capitaneando el ejército de las tinieblas desde el puente de Brooklyn hasta que probó la tarta de manzana casera de Grams.

Por supuesto, el rey de la redención fuera de New York es el doctor Andy Brown (Everwood), que cambia New York por Colorado en un intento de reconectar con su familia. Incomprensible, teniendo en cuenta que el pesado de Ephram formaba parte de esa familia. Pero lo que realmente me importa ahora de Everwood es que durante algunos capítulos el doctor Brown tuvo un affair con Anne Heche, señora que años después y en otra realidad acabaría saliendo de New York para vivir en la loca Alaska y sus Men in Trees. En serio, en Alaska la gente está tan pirada o simplemente es que Doctor en Alaska ha hecho mucho daño? Sirva la última frase para que nadie piense que me he olvidado de Joel Fleischman.

Y ojo que podemos pillar a James Tupper de Men in Trees y a Emily VanCamp de Everwood y acabar en Los Hamptons de Revenge, aunque aquí ni Emily Thorne es una new yorker típica ni se traslada a Los Hamptons para hacer el bien (lo que me recuerda a Royal Pains, by the way), pero Revenge mola mucho y no podía evitar sacarla.

Vale, y puestos a forzar un poco las cosas, podemos cambiar New York por Boston y fijarnos en otra señora que ha comenzado la temporada trasladándose a una casita, en este caso a la casita de Blancanieves, en Storybrooke, Maine. Así que casi me despido con Emma Swan y un Once Upon a Time que la verdad es que me alegra el corazón aunque mantenga los dedos cruzados.

Antes decía que «casi» me despido. La despedida de verdad os la da Michael J.Fox en Doc Hollywood. Enjoy!

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