Castle, la fórmula adecuada

Castle

Para todo hay una fórmula. Es como cuando sigues la receta de las magdalenas caseras de Martha Stewart y por fin te sube la masa. Son fórmulas que funcionan. Castle, es el resultado de mezclar los ingredientes correctos siguiendo una fórmula pre-establecida. Una fórmula que funciona.

Castle es una serie policíaca procedimental con grandes toques de humor, un protagonista encantador y una ostensible tensión sexual entre la pareja principal. Él, un mujeriego adorable y ella una estirada workaholic. Todo muy de la escuela de Luz de Luna y Remington Steele. Series secillas. Pero grandes series. Porque no hay nada que me molestes más que oír de un crítico de televisión (como odio esa nomenclatura), que algo ya está visto y que no ofrece nada diferente. Cuando es precisamente ahí dónde reside el secreto del éxito.

Castle

En un tiempo donde la audiencia está totalmente dividida y reducida a confeti, la simplicidad es un ingrediente importante a tener en cuenta. Y por supuesto es una de las atracciones que reside en series como Castle y The Mentalist. No hay nada único y diferente en ella; no hay ciencia de última generación, no hay movimientos de cámara a lo dogma, no hay sesudas reflexiones meta-religiosas ni misterios espacio-temporales. Su sencilla fórmula la hemos visto mil veces. Y ahí está la cuestión: nadie tiene en cuenta que hay un gran sector de la población televidente que no quiere que la televisión cambie, que no quieren recibir lecciones cada capítulo, pues lo único que quieren es ser entretenidos por algo que ya conocen y no vaya a implicar un gran esfuerzo.

También ayuda el hecho que tanto en Castle como en The Mentalist, sus protagonistas masculinos son arrolladoramente encantadores. Nathan Fillion y Simon Baker tendrían química con cualquier pedrusco que llevase los cromosomas XX. Eso sí, a diferencia de Patrick Jane, personaje atormentado a quien le han matado a toda la familia, Rick Castle es un mujeriego entrañable que vive con su hija adolescente (muy a lo Rory Gilmore) y su madre actriz retirada y loca total (enorme siempre Susan Sullivan).

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Por supuesto no hay quien se crea que por muy escritor de best-sellers que sea Castle, la policía le deje acompañarles ahí dónde vayan. Pero como se supone que Castle se está documentando para su próxima saga criminal, inspirándose en su compañera de trabajo, pues ya tenemos la trama montada. Igual que Patrick Jane acompaña a los policías de California para asesorarles en algo, que aún no se que es, aunque todo el mundo sabe, Jane lo que quiere es matar a Red John. Castle es mucho más suave y cómica, porque Rick sólo quiere divertirse, documentarse y a ver si, de paso, se liga a Kate Beckett. Y que es Stana Katic es como Oliviadanam, que te vas enamorando de ella poco a poco, a diferencia de la pobre Robin Tunney, que yo aún me estoy preguntando quién le ha dejado ser actriz.

No os voy a volver a soltar el rollo del amor a la televisión sin reservas, pero sí os recordaré que por mucho eruditos televisivos que haya, no nos tenemos que olvidar que es el gran público el que manda. Es por eso que, le pese a quien le pese, series como The Mentalist y Castle, y sobre todo la primera, son las auténticas vencedoras de esta temporada, superando a fan favorites como Fringe, Lost o cualquier serie súper premiada -y poco vista- de cable.