«Las hijas de Caleb», viaje en el tiempo a Québec

Las hijas de Caleb” es una de esas series que ponía Tele5 algún que otro verano antes de descubrir que podía reemitir “Embrujadas” hasta la saciedad, y hubo un verano que, como era de esperar, mi familia y yo nos enganchamos.
Se trata de una serie canadiense de 1990 que narra la historia de una heroína local: Émilie Bordeleau (interpretada por Marina Orsini), una joven de campo allá por los últimos años del s. XIX en la provincia de Québec que, a pesar de la oposición familiar, consiguió completar sus estudios y convertirse en lo único que podía ser una mujer en esa sociedad rural a parte de ama de casa o puta: maestra.

Con apenas 15 años, comienza a dar clase en un pequeño pueblo fuertemente dominado por la religión y, por qué no, la ignorancia. Más joven que muchos de sus alumnos, Émilie siente una intensa atracción por uno de ellos (Ovila, interpretado por Roy Dupuis, sí el de Nikita) con el que vive una pasional historia de amor y que acaba siendo su esposo.
Sin embargo, al poco tiempo se hace evidente que no solo de pasión vive el hombre, y que un pueblerino sin oficio que bebe demasiado no es la persona que puede hacer feliz a una Émilie que siempre ha tenido inquietudes y que ahora lo que tiene es un montón de hijos.

Las hijas de Caleb”, aunque añade altas dosis de pasión y romanticismo (esto es tele, amiguitos) que seguramente no vivió la verdadera Émilie Bordeleau, refleja fielmente el mundo rural del Québec de finales del s. XIX así como el contraste con el incipiente y deshumanizado mundo moderno de las ciudades.

Con 20 episodios de 60 minutos, “Las hijas de Caleb” tuvo continuación en “Blanche”, que explica las peripecias de una de las hijas de Émilie para conseguir, a diferencia de su madre, ser feliz. Es precisamente en “Blanche” donde la historia de amor entre Émilie y Ovila, interpretados por los mismos actores, llega a su conclusión definitiva.

Vaya, que si os gustan los dramas históricos de este estilo (un poco “Ana de las Tejas Verdes” pero bastante más oscuro) no os dejéis escapar “Las hijas de Caleb” si os topáis con ella en algún remoto rincón de la programación televisiva.